Juan llegó a consulta desesperado por el insomnio que lo acompañaba cada noche. Pese a haber intentado de todo, no encontraba la manera de conciliar el sueño. Juan trabajaba en un cargo gerencial y esta situación le estaba generando serias dificultades. Me dijo: «¡He intentado de todo!» y enumeró:
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- Me he acostado temprano.
- Me he acostado tarde.
- Me he dado baños calientes
- He dejado de comer en las noches
- He leído.
- He buscado relajarme escuchando música.
- Etc.
Pese a que aparentemente Juan había hecho muchas cosas distintas para vencer su insomnio, en realidad todas sus soluciones estaban dirigidas a lo mismo. Estaba aplicando la misma solución ineficaz una y otra vez, y esta era: “Intentar dormir”.
¿El insomnio es un comportamiento irracional?
Le pregunté a Juan: ¿Qué ocurriría si deliberadamente eligiera no dormir, si se forzara a mantenerse despierto?
¡Como a muchos, esta acción le pareció un poco ilógica! ¡Le estaba pidiendo hacer justamente lo que venía buscando evitar! Sin embargo, era una opción que rompía con el razonamiento que venía siguiendo y por tanto una opción generadora de cambio. Como no aguantaba la situación de insomnio decidió darle una oportunidad.
¿Son racionales nuestras decisiones?
Tengo que admitir que inicialmente no me gusto la posibilidad de que la mayoría de mis decisiones fueran irracionales. Yo había estudiado una carrera científica, que tenía pruebas, escalas, experimentos e investigaciones, todo parecía estar calculado. Nuestras reacciones y decisiones debían ser lógicas y racionales… ¡al menos las mías!
Pero… ¿REALMENTE TENEMOS CONTROL SOBRE NUESTRAS DECISIONES?
Dan Ariely, profesor de Economía del Comportamiento de la Universidad de Duke, a través de sus investigaciones se dedica a probar que nuestro comportamiento es irracional e incluso ¡Predeciblemente irracional!
Todos los días nos levantamos y salimos a la calle pensando que estamos tomando decisiones basadas en la lógica y en nuestras propias elecciones; Ariely ha probado lo contrario y los siguientes son ejemplos sencillos de esto:
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- Solemos decir cosas que no queremos.
- Comemos pese a estar a dieta.
- Cuando tenemos hambre compramos más de la cuenta.
- Nos forzamos a dormir y terminamos con insomnio
- Cuando vemos un producto gratuito lo llevamos inmediatamente pese a no desearlo.
- Etc.
Prueba con el siguiente ejercicio
Te ofrecen dos opciones de viaje:
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- Roma, todo incluido
- París, todo incluido
¿Entre estas 2 opciones cuál elegirías?
Son dos ciudades distintas y puede ser complicado decidir, pero ¿Qué sucede si agregamos una opción adicional?, como:
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- Roma, todo incluido menos el desayuno.
Ahora… ¿Entre estas 3 opciones cuál elegirías?
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- Roma, todo incluido
- París, todo incluido
- Roma, todo incluido menos el desayuno
Tras la tercera opción el 90% de los evaluados eligieron Roma todo incluido en la segunda pregunta, pese a no haber estado convencidos en la primera.
¿Qué sucedió?
Aparentemente cuando aparece una tercera opción menos atractiva (Roma sin desayuno), automáticamente Roma todo incluido parece superior (y no solo superior a Roma sin desayuno), ¡inclusive superior a París!
Esta son pequeñas situaciones cotidianas, sin embargo, nuestras maneras ilógicas de reaccionar se acentúan aún más en nuestras relaciones interpersonales ¡y ni hablemos de nuestras relaciones de pareja!
Entonces… ¿Qué influye en nosotros para la toma de decisiones?
Todo indica que reaccionamos más con la emoción y a merced de nuestras costumbres que por la razón. Una y otra vez tropezamos sobre la misma piedra sin siquiera darnos cuenta. El reaccionar de una manera constante es muy útil en algunas circunstancias de la vida, sin embargo, puede traernos problemas si estas conductas se vuelven rígidas al solucionar un problema o si aparecen sin control.
Como decía Einstein por aquel entonces: “No hay signo más claro de locura que repetir lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos”
La buena noticia es que tomar decisiones “irracionales” a veces no es negativo, sobre todo cuando se trata de resolver problemas en los que nada parece funcionar. Como en el caso del insomnio de Juan, a veces, hacer algo distinto puede ser la solución.
Las decisiones “irracionales” nos obligan a romper con nuestros hábitos y las secuencias de emoción – acción. Nos llevan irrefrenablemente al cambio, sin embargo… ¿Estarías dispuesta/o a asumirlas?
Claro, sobre todo lo veo en el marketing. Las ofertas estan dirigidas a nuestra compra "Impulsiva", esto utilizado en le marketing.
En la vida cotidiana me ha pasado que uno "no reconoce" que est cometiendo el mismo error, sobre todo cuando se trata de las personas, como por ejemplo cuando "sales" con una persona. Algunos amigos y amigas te dicen que "no es para uno", pero igual uno termina "encaprichandose" hasta que todo inevitablemente termina. En ese punto uno recien se da cuenta de varios detalles que "pasamos por alto", que hubieran evitado un final infeliz. Creo que el truco, para mi es ver las cosas desde lejos, para ese tipo de sitauciones.
Ahora, cuando se trata de hacer algo ilogico, ya que se ha intentado todo, pues la verdad si me ha pasado, quizas mas llevado por la prisa o urgencia, como por ejemplo para volver a retomar la lectura (uno siempre dice que no tiene tiempo) o para retomar alguna otra actividad.
No se puede pensar todo, eso esta claro, sino creo que terminariamos muy "estresados". Una combinacion entre seguir nuestra "intuicion" y "pensar" algunas otras decisiones, es lo factible.
Buen post… sigue adelante.