Tienes una entrega importante el viernes por la tarde. Hoy es miércoles, te levantas temprano decidido a dedicarte a esa tarea pendiente. Inicias con tu rutina diaria, una ducha y un buen desayuno. Estás listo, te sientas en el escritorio, pero antes revisas el celular. Tu grupo de WhatsApp favorito compartió un meme que no puedes dejar pasar.
Lo compartes con tu mejor amiga, mientras vas a la cocina a lavar los platos del desayuno. De pronto decides que es un buen momento para lavar la ropa. Pones música desde YouTube para prepararte mentalmente y no sabes cómo, pero terminaste viendo un tutorial sobre como aprender a tocar piano. Cuando en realidad ni siquiera tienes uno.
Después ingresas a Google para buscar precios de pianos y clases a domicilio. Todo esto te dio un poco de hambre, entonces te preparas un café y algo de comer… pero antes, un capítulo de Netflix para despejar tu mente.
¿Te suena familiar? ¿Sientes frecuentemente un gran impulso por procrastinar?
En muchas ocasiones elegimos postergar nuestras tareas. Estas actividades pueden ser cosas cotidianas y otras pueden ser tareas más importantes. Pero finalmente al no hacerlas a tiempo, la sensación es la misma. Al final del día sentimos culpa o ansiedad por no haber cumplido con lo que nos habíamos propuesto.
¿Qué es procrastinar?
La palabra procrastinar proviene del latín y significa dejar algo para mañana o más adelante.
Esta palabra ha tomado mucha popularidad en los últimos años. La enorme cantidad de estímulos a los que estamos expuestos, ha generado que tengamos más problemas para enfocarnos en una sola tarea por un tiempo prolongado.
Sin embargo, esto no nos ocurre con todas nuestras tareas. Algunas actividades las hacemos de manera inmediata y muy bien enfocados. De hecho, la ciencia indica que al procrastinar lo hacemos de forma selectiva. Es decir, procrastinamos solo con ciertas cosas que nos generan algún tipo de malestar o incomodidad.
¿Qué nos lleva a procrastinar?
Generalmente procrastinamos frente actividades que nos:
- Generan ansiedad
- Aburren
- Frustran porque consideramos que no somos buenos para ellas
- impiden conectar emocionalmente con lo que estamos haciendo.
Cuando esto ocurre, nuestro cerebro busca aliviar esa sensación haciéndote priorizar en otra tarea más placentera.
El hábito de procrastinar no solo se presenta en lo laboral
Procrastinar también puede afectar otros ámbitos de nuestras vidas. En ocasiones postergamos también decisiones relacionadas con nuestro proyecto de vida, como cambiar de trabajo o terminar una relación.
Cuando el procrastinar se convierte en un hábito frecuente, puede impactar en nuestra autoestima, y en la manera en como nos vemos a nosotros mismos. Porque creemos que no somos capaces de cumplir las metas que nos proponemos.
Soy una persona que siempre posterga todo ¿Será posible para mí dejar de procrastinar?
Las personas nos construimos a partir de hábitos. Como vimos en el artículo «¿Cómo construimos nuestra identidad?» los hábitos son acciones que repetimos constantemente y que al realizarlas con frecuencia creemos que son parte fundamental de nuestra personalidad.
Al creer esto estamos cargando con una visión sólida de nosotros mismos. Y nos será más difícil cambiar el hábito. En ese sentido, no es lo mismo decir, a veces procrastino, a soy un procrastinador. Nuestra posibilidad de cambio dependerá de la visión que tengamos de nosotros mismos.
Por eso, así como desarrollamos el hábito de procrastinar también podemos deshacernos de él. Puedes incorporar poco a poco estrategias que te ayuden a relacionarte con tus actividades de manera diferente, o por lo menos restar el malestar que tienes hacia ellas.
Aquí te propongo 9 estrategias que te ayudarán a cambiar el hábito de la procrastinación. No es necesario que las hagas todas. Para empezar a dejar de procrastinar, te invitamos a revisar cuáles de estas estrategias van mejor contigo basándote en tu propia rutina y estilo de vida.
1.- Identifica tu lado productivo
No tenemos que hacer cambios radicales en nuestras vidas para dejar de procrastinar. Nuestro modelo de terapia propone que todas las personas ya cuentan con los recursos para gestionar los cambios que quieren. Solo tienen que empezar por identificar esos recursos y utilizarlos como herramientas.
Para dejar de procrastinar debemos partir conociendo en qué circunstancias somos más productivos. Empieza por observarte e identifica en qué horas del día o en qué lugares estás más enfocado. ¿Te enfocas más durante la mañana o sientes que estás más enfocado por las noches? ¿Prefieres trabajar con música, o necesitas silencio para evitar distraerte? ¿La compañía es un distractor o te ayuda sentirte presionado para avanzar en esa actividad?
También te puede servir el vídeo: ¿Cómo organizarme mejor?
2.- Incorpora esa actividad como parte de tu rutina.
Las rutinas son hábitos diarios que hacemos de manera casi natural. No los pensamos demasiado. Al ser parte de nuestra rutina, simplemente los ejecutamos sin producirnos mayor incomodidad.
Cuando conviertes esa tarea en parte de tu rutina, terminarás haciéndola casi sin esfuerzo. Aprenderás a hacerla de manera casi automática y sin prestar demasiada atención a las emociones que te generan resistencia.
3.- Combina esa tarea que te causa malestar con algo que te guste.
Utiliza un complemento positivo para acompañar la actividad. Si por ejemplo no te gusta sentarte a redactar o revisar correos, puedes acompañar esa tarea con algo que te genere una sensación de bienestar. Tomar un café o escuchar música tranquila, podrían ser buenos acompañamientos. Así tu cerebro dejará de asociar aquella tarea con sensaciones como la frustración o aburrimiento.
4.- Convierte el problema en una motivación.
Actuamos conforme a como procesamos las situaciones que se nos presentan. Si sientes que la tarea que estás realizando es demasiado difícil para ti, estás convirtiéndola en un problema y te será más difícil iniciar esa actividad. Buscarás excusas para no realizarla y finalmente terminarás convenciéndote de que no eres bueno para esa tarea.
Elige relacionarte con la actividad de otra manera cambiando de enfoque. Reconócete como alguien con muchas habilidades y piensa que estás realizando una actividad que efectivamente eres capaz de cumplir. Así, iniciarás la actividad con ganas de demostrar lo que puedes lograr.
5.- Para dejar de procrastinar, deshazte de las distracciones.
Todos tenemos nuestras pequeñas tentaciones que nos hacen desviarnos de lo que estamos haciendo. Identifica esas distracciones y aléjalas mientras estés realizando la tarea. Es importante que el espacio donde estés realizando la tarea esté libre de estímulos, sin personas u objetos que nos resten enfoque. De ser posible, coloca el celular en otra habitación o apaga el acceso a internet.
También puede ayudarte el artículo ¿Por qué meditar aumenta tu productividad?
6.- Recompénsate cuando hayas culminado la tarea.
Una buena motivación es darte una recompensa cuando termines con esa actividad. Todos tenemos nuestros diferentes incentivos. Mientras estés trabajando incentívate pensando tendrás esa gran recompensa cuando termines.
Podrías incentivarte pensando que después podrás hacer algo placentero como llamar a algún amigo o incluso ir a visitarlo.
7.- Busca un compañero de trabajo que te sirva de motivación
Júntate con algún amigo que tenga las mismas necesidades de trabajar. La disciplina del otro puede servirnos de inspiración para avanzar. Tú y tu compañero(a) pueden empezar por conversar sobre las tareas que tienen pendientes. Elijan un mismo lugar de trabajo y así se sentirán más presionados en avanzar con aquella tarea.
8.- Anda a un sitio público.
Cuando trabajamos o estudiamos desde casa, es posible que el ambiente no nos motive a enfocarnos. Generalmente asociamos nuestra casa con situaciones de descanso o distensión. Sin embargo, si acudimos a un sitio público como un café o biblioteca, donde generalmente los demás está enfocados en sus tareas, nos sentiremos también presionados a enfocarnos.
9.- Apóyate en métodos para gestionar tu productividad
Un error común que nos lleva constantemente a procrastinar es no saber cómo gestionar nuestro tiempo. Si este esté es tu caso, existen muchas técnicas que te ayudan a dosificar tu atención y momentos de descanso.
Una técnica que yo he utilizado con mucho éxito es la aplicación Pomodoro timer. Esta aplicación está diseñada para personas que tienen que trabajar o estudiar. Esta sencilla aplicación es un temporizador que divide nuestro tiempo en 25 minutos de productividad y 5 minutos de descanso.
Lo único que debemos hacer es poner el temporizador y seguir los intervalos de tiempo hasta culminar con la tarea propuesta.
Si bien procrastinar es una tendencia difícil de cambiar, estos ejercicios podrán ayudarte a tener un mayor autocontrol y acercarte a tus metas y al tipo de persona que quieres ser.
0 comentarios