¿Qué es lo que lleva a una persona a ser solidaria?
Biológicamente estamos diseñados para tener empatía con otros seres (humanos y animales). Tenemos unas neuronas llamadas “espejo” que nos permiten interpretar y conmovernos por lo que ocurre a nuestro alrededor. Por ejemplo, cuando vemos en una película alguien que está siendo mutilado, automáticamente sentimos algo, ya sea miedo, repugnancia, lo podemos interpretar. Lo mismo sucede cuando vemos a otra persona feliz, automáticamente sentimos felicidad. Esa es otra buena razón para incorporar la solidaridad a nuestro día a día.
¿Qué es lo que recibimos al ayudar a otros? ¿Recibimos bienestar; felicidad?
Intuitivamente las personas sabemos que cuando somos solidarios a cambio recibimos felicidad.
Hay una frase del maestro Budista Ole Nydhal que lo resume bien: “Cuando pensamos en nosotros mismo tenemos problemas, cuando pensamos en los demás tenemos tareas”
Como vimos en el artículo “El dinero sí compra la felicidad” en qué y sobre todo en quién gastamos nuestro dinero puede ser un buen predictor de felicidad.
Finalmente, las cosas tienen valor con relación a quien las usa, poder dedicarlo a alguien lo hace más valioso.
¿Qué se necesita para empezar a practicar la solidaridad?
Para ser solidarios pasamos por ser empáticos, poder entender el sufrimiento del otro. Cuando entendemos que las personas se comportan de la manera en que se sienten podemos entender como algo no personal cuando no son tan amables.
¿De qué maneras se puede ser solidario?
Hay tantas formas de problemas que atravesamos los seres humanos como formas de ser solidarios. Desde sonreír a alguien o dar pase en un atasco hasta movilizar una campaña de alimentación a gente desfavorecida.
Quizás la mejor forma de ser solidario es elegir actuar de manera que las decisiones que tomemos beneficien al mayor número de personas. Es decir, invertir en nuestro bienestar emocional y psicológico. Buscar ser felices es una forma indirecta de aportar felicidad a otros.