Si sientes frustración en tu día a día, quizás estás siendo demasiado duro contigo mismo. El estrés laboral está estrechamente relacionado con el cumplimiento de metas, pero sobre todo con el evitar fracasar. Sin embargo:
¡Intentar es justamente lo opuesto a conseguir!
Intentar es un proceso previo a conseguir lo que anhelamos. Intentamos porque aún no hemos obtenido lo que deseamos, por ello, desarrollar tolerancia al fracaso y pasión por volver a intentar resulta primordial para alcanzar nuestros objetivos.
Sin embargo, cuando buscamos un trabajo, intentamos un ascenso o emprendemos un nuevo proyecto los “intentos fallidos” nos puede llegar a frustrar y desmotivar. Este estrés laboral termina jugándonos en contra, pues nos resta energía para continuar nuestros intentos.
Cuando no logramos lo que deseamos, la frustración se asoman y nos cuesta entender que el fracasar (intentar) es parte clave para conseguir.
Ya lo había dicho Thomas Alva Edison antes de inventar el fonógrafo: «No he fracasado, he encontrado 10.000 formas que no funcionan”.
Nuestra sociedad, reforzada por la publicidad, el cine e incluso las instituciones educativas nos vende el éxito como la meta máxima, midiendo nuestro valor personal a través de la obtención del mismo y “presionándonos” para obtenerlo. No se nos “permite” intentar y mucho menos fracasar, por ello, cuando inevitablemente fracasamos nos terminamos frustrando, estresando o angustiando.
¿Cómo lograr nuestros objetivos sin frustración?
Considero que la clave va ligada a los siguientes 3 pasos:
1.- Saber lo que queremos conseguir
Como vimos en el artículo «4 preguntas para establecer tus objetivos», ser más productivo no es estar más ocupado. Si sientes que no te alcanza el tiempo quizás no te estás centrando en lo que es realmente importante.
Decir que no vas a hacer puede ser el paso más importante para poder enfocarte en aquello que si es necesario.
2.- Confiar en que podemos conseguirlo
Y al final, pero no menos importante:
3.- Disfrutar mientras intentamos.
Disfrutar el camino resulta primordial. Para ir a donde queremos: primero debemos pasar por donde no queremos.
Como nos vamos a pasar gran parte de nuestra vida intentando, la única manera de poder sentirnos realmente motivados y felices de continuar, es enfocándonos en lo que nos apasiona, disfrutando el camino y amando lo que intentamos.
Steve Jobs es un claro ejemplo, fundó una compañía de la que luego fue despedido y en su discurso en la universidad de Standford se refiere a esa situación de la siguiente manera:
“El hecho de haber sido despedido de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado. El peso del éxito fue reemplazado por la ligereza de convertirme de nuevo en un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para comenzar uno de los períodos más creativos de mi vida”
Dile adiós a la frustración
Ya lo había dicho el médico, teólogo y filósofo Albert Schweitzer: “El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito”
Por esta razón, es importante saber: ¿Qué nos hace sentir felices en el día a día?
Muchas personas piensan que una “gran alegría” como ir de viaje a Tailandia o comprarse la Cayenne de sus sueños, los llenarán de bienestar, sin embargo, las investigaciones de Ed Diener (profesor de psicología de la Universidad de Illinois) nos indican que la FRECUENCIA de nuestras “alegrías” resulta más determinante en nuestro bienestar que la INTENSIDAD de las mismas.
Nos empeñamos en pensar que grandes logros nos darán un mayor y duradero bienestar, sin embargo, el mayor bienestar se centra en disfrutar de nuestras pequeñas alegrías.
Poniéndolo en simple: Si correr te da placer, tendrás más bienestar haciéndolo por 30 minutos cada día, que corriendo la maratón una vez al mes.
Si tu meta es crear tu negocio propio, disfruta programando citas con clientes, disfruta insistiendo cuando rechacen tus citas, disfruta de cada pequeño fracaso, pues todos esos miles de pequeños fracasos son los que conducen al éxito.
Volviendo a citar a Thomas A. Edison: “El genio es un 1% inspiración y un 99% transpiración”.