enero 7, 2025

¿Por qué mi madre me hace sentir mal?

por qué mi madre me hace sentir mal

¿Te encuentras constantemente dudando de ti mismo/a después de hablar con tu madre? ¿Sientes un nudo en el estómago cada vez que ves su nombre en el teléfono? ¿Te preguntas si es normal sentirte así con la persona que se supone debería ser tu mayor apoyo?

Entiendo perfectamente esa confusión y ese dolor. A veces, el simple hecho de preguntarnos «¿por qué mi madre me hace sentir mal?» nos genera culpa. Después de todo, es nuestra madre, ¿verdad? Se supone que debemos quererla, respetarla y aceptarla sin cuestionamientos.

Pero si estás aquí, leyendo esto, probablemente una parte de ti ya sabe que algo no está bien. Quizás has notado que después de cada conversación con ella te sientes agotado/a emocionalmente. Sus comentarios, aunque aparentemente inocentes, te hacen dudar de tus decisiones. Te encuentras ensayando mentalmente cómo contarle las cosas para evitar su desaprobación. Y a pesar de tus logros, nunca te sientes suficiente cuando estás con ella.

1. ¿Qué te está sucediendo realmente?

Cuando crecemos en un ambiente donde nuestras emociones y experiencias son constantemente cuestionadas o minimizadas, empezamos a dudar de nuestra propia percepción de la realidad. Es como caminar sobre arena movediza: nunca te sientes seguro/a de dónde pisar.

Por ejemplo, imagina que acabas de conseguir un ascenso en el trabajo. En lugar de recibir una felicitación, escuchas: «¿Pero estás seguro/a de que podrás con esa responsabilidad? Tu primo también consiguió un ascenso el año pasado y terminó muy estresado». Un comentario aparentemente preocupado que, sin embargo, siembra la duda y disminuye tu alegría.

Consejo práctico: Cada vez que sientas que estás dudando de ti mismo/a después de una interacción con tu madre, escribe el logro o decisión que estás cuestionando y enumera tres razones por las que confías en tu capacidad. Por ejemplo: 

«Merezco este ascenso porque: 

a) He trabajado consistentemente para lograrlo.

b) Mi jefe reconoce mi esfuerzo. 

c) Tengo las habilidades necesarias.”

2. Reconociendo los patrones que dañan

Lo más difícil de identificar una relación maternal dañina es que los patrones suelen estar camuflados bajo la apariencia de amor y preocupación. A menudo, son tan sutiles que nos preguntamos si estamos exagerando o siendo demasiado sensibles.

Sofía lo describe perfectamente en una de nuestras consultas: «Durante años pensé que era demasiado sensible. Mi madre siempre decía que exageraba, que malinterpretaba sus intenciones. Pero cada vez que hablábamos, terminaba sintiéndome como una niña pequeña, insegura y asustada de cometer errores».

¿Te suena familiar alguna de estas situaciones?

Estás emocionado/a por mudarte a tu primer apartamento, y tu madre responde: «¿Estás seguro/a de que podrás con todos los gastos? Sabes que siempre puedes quedarte en casa». Un comentario que parece protector pero que en realidad cuestiona tu capacidad de independencia.

O quizás estás contando sobre tu nueva relación, y escuchas: «Solo espero que esta vez elijas mejor que la última vez». Una frase que no solo crítica tu pasado, sino que siembra dudas sobre tu presente.

Consejo práctico: Crea una «Carpeta de Logros» en tu teléfono. Cada vez que alcances una meta o tomes una decisión importante, guarda una foto o escribe una nota breve sobre ello. Cuando los comentarios de tu madre te hagan dudar, revisa esta carpeta para recordarte tu capacidad y fortaleza. Incluye también mensajes positivos de otras personas que reconocen tus habilidades.

3. El impacto en tu vida diaria

Estos patrones de relación no se quedan en las conversaciones con tu madre. Como gotas de agua que caen constantemente, van erosionando tu confianza y afectando diferentes áreas de tu vida.

En lo personal, podrías encontrarte dudando constantemente de tus decisiones, incluso las más simples: “¿Realmente necesito cambiar de trabajo? ¿Y si mi madre tiene razón y no estoy listo/a?”

En tus relaciones, podrías estar repitiendo patrones aprendidos: buscando aprobación constante, temiendo expresar tus necesidades, o teniendo dificultades para establecer límites saludables.

Consejo práctico: Desarrolla un «Ritual de Reconexión» contigo mismo/a. Después de cada interacción difícil con tu madre, dedica 15 minutos a una actividad que te ayude a volver a tu centro: puede ser una caminata corta, escuchar tu canción favorita, o simplemente sentarte en silencio con una taza de té. Durante este tiempo, respira profundamente y recuerda que tus sentimientos y experiencias son válidos.

4. Estrategias prácticas para proteger tu bienestar

Reconocer estos patrones es el primer paso, pero ¿cómo podemos comenzar a protegernos emocionalmente sin sentirnos culpables por ello?

Empecemos por algo simple pero poderoso: el establecimiento de límites. Esto no significa cortar la relación con tu madre, sino crear un espacio seguro para ti. Por ejemplo, si las llamadas diarias de tu madre te generan ansiedad, podrías establecer horarios específicos para hablar: «Mamá, entre semana estoy muy ocupada/o, ¿qué te parece si nos llamamos los martes y jueves por la tarde?»

También es importante desarrollar respuestas que te protejan sin generar conflicto. Cuando tu madre comienza a criticar tus decisiones, en lugar de defenderte o justificarte (lo que suele llevar a discusiones sin fin), puedes usar frases como: «Gracias por tu preocupación, lo tendré en cuenta» o «Aprecio tu opinión, pero me siento seguro/a con mi decisión».

Consejo práctico: Crea una «Lista de respuestas seguras» en tu teléfono. Escribe cinco o seis frases neutras que puedas usar cuando te sientas presionado/a. Por ejemplo: «Necesito pensarlo con calma», «Agradezco tu interés», «Entiendo tu punto de vista». Practícalas cuando estés tranquilo/a para que te salgan naturalmente en momentos de tensión.

5. El poder de la autovalidación

Una de las consecuencias más profundas de crecer con una madre que constantemente cuestiona tus percepciones es la dificultad para confiar en tus propios sentimientos. Empiezas a dudar no solo de tus decisiones sino de tus emociones: “¿Estoy exagerando? ¿Soy demasiado sensible?”

Aprender a validar tus propias emociones es crucial. Si te sientes herido/a por un comentario de tu madre, es válido. Si te sientes ansioso/a antes de una visita familiar, es comprensible. Tus sentimientos son una brújula importante que merece ser escuchada.

Imagina esta situación: estás en una reunión familiar y tu madre hace un comentario sobre tu peso frente a todos. Tu primer instinto es minimizarlo («solo está preocupada por mi salud») o culparte («debería hacer más ejercicio»). Pero una respuesta autovalidante sería reconocer: «Este comentario me hizo sentir avergonzado/a y expuesto/a. Es normal sentirme así cuando alguien hace comentarios sobre mi cuerpo en público, incluso si es mi madre. No necesito justificar mi malestar».

Consejo práctico: Dedica cinco minutos cada noche a un «Ejercicio de validación». Identifica una situación del día que te haya afectado emocionalmente y escribe tres afirmaciones: 

a) Lo que sucedió («Mi madre cuestionó mi capacidad para manejar mi nuevo trabajo»). 

b) Cómo te hizo sentir («Me sentí desvalorizado/a y frustrado/a»). 

c) Por qué tu sentimiento es válido («Es normal sentirse así cuando alguien duda de nuestras capacidades»).

6. Cuándo buscar ayuda profesional

A veces, manejar esta dinámica por nuestra cuenta puede resultar abrumador. No es fácil desaprender patrones que hemos normalizado durante años. La terapia puede proporcionarnos un espacio seguro para explorar estos sentimientos complejos y desarrollar herramientas efectivas.

Por ejemplo, imagina que cada vez que tu madre llama, tu corazón empieza a latir más rápido y sientes un nudo en el estómago. Has intentado establecer límites, has practicado respuestas neutrales, pero la ansiedad persiste. Esta es una señal clara de que podrías beneficiarte del apoyo profesional.

Consejo práctico: Antes de buscar ayuda profesional, dedica una semana a documentar específicamente cómo las interacciones con tu madre afectan tu vida diaria. Anota cambios en tus patrones de sueño, tu concentración en el trabajo, tus relaciones con otros. Este registro no solo te ayudará a reconocer el impacto real en tu vida, sino que también será útil cuando compartas tu experiencia con un profesional.

Puedes ponerte en contacto con nosotros para agendar una cita desde aquí.

7. Construyendo una nueva relación

Es posible desarrollar una relación más saludable con tu madre, aunque el proceso requiere paciencia y comprensión, tanto hacia ti como hacia ella. Imagina que estás aprendiendo un nuevo idioma: al principio, cada interacción requiere atención consciente y esfuerzo. Cometerás errores, volverás a patrones antiguos, y está bien. Lo importante es la dirección en la que te estás moviendo.

Por ejemplo, en lugar de evitar completamente las reuniones familiares por ansiedad, podrías comenzar estableciendo límites de tiempo: «Mamá, podré quedarme dos horas en la comida del domingo». Esto te permite mantener la relación mientras proteges tu bienestar emocional.

Consejo práctico: Implementa la «Técnica del semáforo» para manejar las interacciones familiares. Verde significa que te sientes cómodo/a y seguro/a; amarillo indica que empiezas a sentir tensión; rojo señala que necesitas retirarte. Establece una acción específica para cada color. Por ejemplo: en amarillo, puedes excusarte para ir al baño y hacer ejercicios de respiración; en rojo, puedes usar una excusa preparada para irte.

8. El camino hacia la sanación

La sanación no siempre significa que la relación con tu madre se transformará mágicamente. A veces, significa aceptar la relación tal como es mientras trabajas en fortalecer tu propia seguridad emocional. Es como aprender a nadar en aguas turbulentas: no puedes calmar el océano, pero puedes aprender a navegar las olas.

Consejo práctico: Crea un «Jardín de fortalezas» – un ejercicio semanal donde escribes una cualidad positiva que has desarrollado a pesar de (o gracias a) los desafíos en la relación con tu madre. Por ejemplo: «Esta semana noté que soy más empático/a con otros porque entiendo el dolor emocional» o «He desarrollado resiliencia al enfrentar situaciones difíciles».

Conclusión: Tu bienestar importa

El viaje hacia una relación más saludable con tu madre es profundamente personal. No hay soluciones mágicas ni recetas únicas que funcionen para todos. Lo que sí hay es la posibilidad de construir una vida donde tus sentimientos sean válidos, tus límites respetados y tu bienestar emocional sea una prioridad.

Recuerda que dar los primeros pasos puede sentirse como traición o ingratitud. Es normal sentir culpa cuando empiezas a poner límites o a validar tus propias experiencias. Pero establecer límites saludables no significa que ames menos a tu madre; significa que estás aprendiendo a amarte a ti mismo/a también.

Preguntas frecuentes

¿Es normal sentir culpa al establecer límites? 

Sí, es completamente normal. La culpa suele ser más intensa al principio, cuando estamos rompiendo patrones antiguos. Es como un músculo que se fortalece con la práctica: cada vez que mantienes un límite saludable, te vuelves más fuerte.

¿Cómo manejo las reuniones familiares? 

Comienza con pequeños cambios. Por ejemplo, podrías llegar con un plan claro: cuánto tiempo te quedarás, qué temas prefieres evitar, y una «salida de emergencia» si la situación se vuelve demasiado intensa. Es como tener un salvavidas: quizás no lo necesites, pero te ayuda a sentirte más seguro/a.

¿Puedo tener una relación sana con mi madre? 

Es posible mejorar la relación, pero es importante mantener expectativas realistas. El cambio comienza contigo: en cómo respondes, en los límites que estableces, en cómo te proteges emocionalmente. Tu madre puede o no cambiar, pero tú puedes crear un espacio más saludable para ti.

¿Y si nada parece funcionar? 

A veces, necesitamos aceptar que no podemos cambiar a la otra persona. Podemos, sin embargo, cambiar cómo nos relacionamos con la situación. Esto podría significar mantener una distancia emocional saludable mientras trabajas en tu propia sanación.

Comienza tu proceso de sanación hoy

Da el primer paso hacia la reconexión

Mereces vivir una vida plena y con confianza. Agenda tu primera consulta hoy y descubre cómo podemos ayudarte a conseguirlo.

Recursos relacionados

Te recomendamos los siguientes artículos sobre Inseguridad y Autoestima

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Loading...