El miedo a la soledad es muy común y afecta nuestra felicidad y la manera en como nos relacionarnos con los demás.
A menudo en consulta, escucho que las personas utilizan estrategias para evadir la soledad. Se niegan a terminar una relación de pareja que ya no es satisfactoria, tienen eventos sociales en exceso o encienden el televisor o la radio apenas llegan a casa. En todos estos casos, las personas buscan generar una sensación de compañía porque evitan estar solos.
Sin embargo, al superar el miedo a la soledad descubrimos que gracias a aquellos momentos en los que estamos solos podemos obtener muchas gratificaciones e inclusive mucho crecimiento personal.
1.- La soledad puede ser algo positivo
Cambiar el significado que le damos a la soledad es el paso más importante para superar el miedo a la soledad.
La soledad no tiene por qué hacernos sentir vacíos o deprimidos. En los momentos de soledad no estamos distraídos por estímulos como una pareja o amigos. Esto nos permite dirigir la mirada hacia nosotros mismos. La soledad entonces puede ser una oportunidad para escucharnos más atentamente. También nos ayuda a procesar nuestros pensamientos y sentimientos, conocer lo que nos gusta y lo que nos apasiona.
Asimismo, podemos tener un entendimiento profundo sobre qué es lo nos hace felices, que es lo que queremos y lo que no queremos para nuestra vida.
Si sabemos estar bien estando solos, tendremos más espacio para evaluar nuestras relaciones y elegiremos mejor con quienes queremos compartir.
2.- Un tiempo para recargar energías
Generalmente siempre estamos rodeados de otras personas. Aunque conectar con los demás es algo positivo, gastamos energía tratando de hacer felices a los demás o pasamos mucho tiempo interpretando sus intenciones.
Cuando esto se vuelve algo constante drenamos nuestra energía. Por ello es necesario tener pequeños momentos de soledad que nos permitan desconectarnos. Después podemos compartir con los demás habiendo descansado emocionalmente, lo que además nos permite pensar y actuar con una mayor claridad.
3.- Al superar el miedo a la soledad, aprendemos a darnos prioridad a nosotros mismos
Cuando compartimos con otras personas hacemos planes en función a lo que los demás quieren. Pero a menudo lo que la mayoría quiere no es lo que nosotros preferimos. Esto hace que dependamos de las preferencias de otros postergando nuestros propios intereses.
Al darnos un espacio para estar en soledad podemos disfrutar de las cosas que realmente queremos hacer y tratarnos de manera especial.
Ceder frente a los demás demuestra nuestra flexibilidad y generosidad. Sin embargo, es importante empezar por apreciarnos a nosotros y darnos el espacio para profundizar en aquello que nos gusta y nos hace felices.
4.- Para superar el miedo a la soledad es importante conocer la raíz de nuestro miedo
El miedo a la soledad suele ser el síntoma de un problema mayor. A veces en los momentos de soledad nos enfrentamos a aspectos de nosotros mismos que no nos gustan, como sentimientos o recuerdos que nos causan dolor.
Por ello, es útil detenernos a pensar a qué se debe nuestro miedo a la soledad. Es muy útil hacernos preguntas como: ¿Cómo me siento cuando se presenta este miedo a la soledad? ¿En qué circunstancias se presenta? ¿Qué pienso en ese momento? ¿Cómo actúo frente a este miedo? Como vimos en el artículo «¿Cómo vencer el miedo?» muchas veces esto implica un trabajo de reconocer y callar muchas voces en nuestra cabeza.
5.- Encuentra un balance
Existe una diferencia entre estar solo y el aislamiento. Es fundamental desarrollar una fortaleza interna que nos permita entender la soledad no como un vacío sino como un espacio de disfrute y de autoconocimiento. Pero no debemos olvidar que los humanos somos sociales por naturaleza y que las relaciones interpersonales también nos proporcionan bienestar.
Superar el miedo a la soledad implica poder movernos con flexibilidad entre espacios para estar solos y espacios para compartir con otros.
6.- Establece pequeñas metas para superar el miedo a la soledad
Identificando cómo funciona nuestro miedo podemos establecer planes de acción para superarlo.
Incorpora poco a poco nuevos hábitos para enfrentar esta sensación habitual de soledad:
- Aprende a reconocer tus redes. No es lo mismo sentirse solo a estar solos. Muchas veces nos sentimos solos al creer que no tenemos a nadie. Sin embargo, a veces la soledad es solo una sensación emocional y no una realidad. Esto ocurre cuando no valoramos las redes de amigos y de familia que ya tenemos.
- Identifica las cosas que has dejado pendientes por satisfacer a los demás. Por ejemplo, podrías empezar por ver esa película que nunca pudiste ver porque nadie más quería verla contigo.
- Tómate un tiempo para reflexionar sobre tus objetivos de vida. Evalúa tus proyectos personales y revisa qué es lo que te falta para concretarlos.
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